Inteligencia Emocional

 

Daniel Goleman fue quien popularizó e hizo famoso el concepto, pero ya antes otros dos psicólogos estadounidenses definieron la Inteligencia Emocional:

 “La capacidad de conocer, entender, gestionar, comprender y regular las emociones propias y las de otras personas”

 Salovey eta Mayer (1990)

 La Inteligencia Emocional (I.E.) tiene impacto directo en el comportamiento de las personas, determina sus relaciones y ayuda a tomar las decisiones apropiadas para conseguir los mejores resultados.

Diferentes estudios han concluido que una persona con alta I.E. está mejor preparado para relacionarse con su entorno y tener una vida más plena.

En el pasado, la inteligencia venía determinada por el Cociente intelectual, el cual se basaba en la inteligencia lógica-matemática y en menor medida, el lenguaje. Con el tiempo, se ha evidenciado que existen otro tipo de inteligencias.

En 1983, Howard Gardner desarrolló la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Según esa teoría, todas las personas tenemos 8 tipos de inteligencia y en algunas destacamos más que en otras; pero no hay una más importante que el resto. En el pasado, podríamos decir Stephen Hawking es más inteligente que Leo Messi; pero con la teoría de Gardner, podemos afirmar que los dos son inteligentes en diferentes áreas: el primero destaca por su capacidad lógico-matemática y el segundo por su capacidad corporal-cinestésica.

De estos 8 tipos de inteligencia, hay dos que están directamente relacionadas con la I.E.: la Inteligencia Intrapersonal y la Inteligencia Interpersonal. La primera se refiere a la capacidad de comprender y controlar nuestro mundo interior y la segunda se basa en la capacidad de empatizar y entender a otras personas.

5 características de la Inteligencia Emocional:

1.- Auto-conciencia emociona: reconocer nuestras propias emociones

La capacidad de reconocer las emociones propias y nombrarlas. El resto de características se basan en esta primera.

2.-Auto-regulación: saber manejar las propias emociones

No podemos elegir las emociones que sentimos, pero está en nuestra mano canalizar nuestras reacciones de manera positiva y eficaz.

3.- Auto-motivación:

La perseverancia, el gusto por aprender, la confianza en uno mismo y el aprender de los fracasos son puntos vitales si se persiguen buenos resultados.

4.- Empatía: saber ponerse en el lugar del otro

El 90% de la comunicación emocional es sin palabras. La empatía permite aceptar las emociones, escuchar activamente y reconocer pensamientos y sentimientos que no se han expresado verbalmente.

5.-Habilidades sociales: crear relaciones sociales

Tener relaciones con otras personas depende, entre otras cosas, de la capacidad de crear y trabajar las relaciones; reconocer los conflictos y la capacidad de solucionarlos; hablar en el tono apropiado a cada caso y reconocer el estado de ánimo del otro.

 

¿Por dónde podemos empezar? Como primer paso, conociendo las emociones. En nuestra sociedad, durante años, no se ha hablado apenas de las emociones y somos bastante “analfabetos” en este tema. Podemos utilizar las herramientas que tenemos disponibles (por ejemplo el Emocionario) y empezar a identificar nuestras emociones, ponerles nombre y hablar de ellas con naturalidad. Si, como adultos damos ese paso, nos será más fácil desarrollar y mantener una comunicación verdadera con nuestr@s hij@s y al mismo tiempo, seremos ejemplo para ellos.

 

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